Propiedades de nuestra miel

Innumerables son las propiedades que tiene la miel, aunque comentaremos las más destacadas: Propiedades solo presentes en la pura miel cruda, que no se ha mezclado, ni microfiltrado, ni tratada con calor a lo lago de todo el proceso, desde la recolección hasta el envasado. 

Potencial antibacteriano

Debido a las inhibinas (peróxido de hidrogeno, flavonoides y ácidos fenólicos) presentes en la miel, esta sustancia tiene propiedades importantes como bactericida. Dichas propiedades se atribuyen también a la presencia de glucosa oxidasa. Por ejemplo, uno de los potenciales antibacterianos de la miel puede ser para el tratamiento de acné y para exfoliar la piel.

Fuente de antioxidantes

Los antioxidantes (flavonoides y fenólicos) son sustancias naturales que impide la formación de óxidos, lo que a su vez frena la descomposición celular. En este sentido, el consumo periódico de miel de abeja puede ser un complemento dietético importante en la prevención de enfermedades cardíacas, del sistema inmune y de procesos inflamatorios.

Tratamiento de heridas

Ya desde las antiguas sociedades Egipto, Roma... la miel se utilizaba para tratar distintas heridas. Un ungüento de miel resultaba benéfico para quemaduras de sol, infecciones por heridas y manchas en la cara. Por lo mismo se le atribuyen propiedades antisépticas, es decir, reduce la posibilidad de infecciones al aplicarse en el tejido vivo en algunas heridas.

Potencial hidratante

La alta concentración de humedad de la miel no solo influye en su viscosidad, peso, sabor y color, sino que puede ser fundamental para humectar distintas partes de nuestro cuerpo. Por lo mismo suele utilizarse como hidratante del cabello y cuero cabelludo. En esto es importante que la miel no se exponga a altas temperaturas, ya que sus propiedades se pierden.

Contiene proteinas

La miel de abeja contiene enzimas y aminoácidos. Estas se originan por la actividad de las propias abejas, y en ocasiones en el néctar de la planta. Las proteínas tienen un papel fundamental en el crecimiento y la síntesis de distintos tejidos. A su vez, los aminoácidos son la base para la producción de proteínas. Es una opción ideal para consumir proteínas sin comer carne.

Minimiza las alergias

Tomar miel de la zona donde se habita dos meses antes de la floración, puede disminuir las alergias. Las abejas llevan el polen de las flores que empeoran las alergias estacionales, y parte de este polen se incorpora a la miel. Consumir miel natural del terreno antes de la temporada de alergias, puede ayudar al cuerpo a aceptar el polen y que la alergia desaparezca.

Actividad antiinflamatoria

La aplicación directa de la miel de abeja en músculos inflamados se ha utilizado como un potente antiinflamatorio, es decir, se le ha atribuido la propiedad de reducir hinchazones musculares. A su vez, alivia el dolor provocado por la inflamación. Debido a su potencial hidratante y sus propiedades antisépticas es ideal para usar como crema ante golpes o hematomas.

Alivia la tos y el dolor de garganta

Tomándose sola o combinada con otros alimentos como el jugo de lima o limón, la miel de abeja alivia el dolor de garganta, incluso en pequeñas dosis. Por las propiedades antibacterianas también puede ayudar a combatir algunas infecciones de este tipo. La miel de abeja es reconocida como un remedio natural para combatir la tos al favorecer alivio rápido y eficaz de la irritación de garganta.

OTRAS PROPIEDADES DE LA MIEL

Endulzador primario

Antes de que se popularizara la extracción de azúcar de caña y de otras raíces, tubérculos y alimentos, la miel era el único endulzar primario natural. Debido a sus componentes, como los péptidos pequeños, los flavonoides y las enzimas, la miel sirve como endulzante, pero no sólo eso. Es un agente protector que, al mezclarse con otros alimentos, puede potenciar tanto el sabor como sus propiedades benéficas para la salud. La miel de abeja sirve como un sustituto natural del azúcar refinado.

Favorece la digestión

Tomándose sola o al combinarse con otros, como el jugo de limón o la canela, la miel puede favorecer la actividad del sistema digestivo. Ayuda a metabolizar los alimentos, previniendo o aliviando indigestiones estomacales. Así mismo se le ha atribuido aliviar síntomas de estreñimiento y sensación de pesadez después de comidas fuertes. Por lo mismo se le ha atribuido también la propiedad de prevenir reflujo y ayudar a aliviar diarrea u otros desequilibrios estomacales.

Reduce el estrés metabólico

Todo estrés, sea emocional, psicológico o fisiológico se traduce en el cuerpo como estrés metabólico. Una función de la glándula suprarrenal es producir adrenalina y cortisol, que estimula la descomposición de la proteína muscular en aminoácidos para hacer nuevos azúcares. Esto ocurre cuando el cerebro piensa que está en peligro de quedarse sin energía, por ejemplo, cuando se realiza ejercicio físico Al surtir nuestro cerebro con azucares naturales encontrados en la miel, estos problemas disminuyen.

Cura el acné e hidrata la piel

La mayoría de la gente sufre de acné al menos una vez en la vida. Las causas más importantes son el desequilibrio hormonal y la colonización bacteriana de la piel. Algunos remedios naturales proporcionan cobertura antibacteriana comparable a la de productos comerciales, con la ventaja de que son tolerados de mejor manera que los fármacos. De estos remedios naturales, la miel es una de las mejores opciones para el tratamiento del acné causado por bacterias.

Regula el azucar en la sangre

El secreto de su capacidad para hacerlo es la balanza de fructosa y glucosa. Cuando se consume la miel, la porción de fructosa permite que la glucosa sea captada por el hígado para formar glucógeno, que pasa a estar disponible para el cerebro, el corazón, los riñones y las células rojas de la sangre. Esto mejora el funcionamiento de los órganos y tejidos esenciales, eliminando la glucosa de la circulación y por tanto reduciendo el azúcar en la sangre. La miel no aumenta apenas el azúcar en la sangre o niveles de insulina, produciendo más glucógeno por gramo de miel que cualquier otro alimento

Mejora la función cerebral

La función del calcio en el cerebro es importantísima, las neuronas utilizan el calcio para originar la señal eléctrica, que se conduce de una neurona a otra para comunicar los mensajes. Si no hay el suficiente calcio, el cerebro no funcionara correctamente. Hay información científica que demuestra que la miel natural ayuda a absorber y fijar el calcio en el cuerpo, favoreciendo una correcta función cerebral. También ayuda a la concentración y a la memoria al descansar mejor. Además de para el cerebro, al ser un excelente recalcificante, también ayuda a prevenir la osteoporosis y los problemas óseos.

Tratamiento del estreñimiento

La miel tiene un elevado contenido en fructooligosacáridos (FOS), que, aunque tienen una función principalmente energética, al llegar al colon se comportan de una forma similar a la fibra vegetal: captan el agua aumentando el volumen de las heces y originan gases que incrementan el peristaltismo o movilidad intestinal. Por lo que ejercen un efecto laxante suave. Además, son el alimento preferido de las bacterias beneficiosas que habitan en el colon (nuestra flora intestinal) responsable de la fermentación y putrefacción de los residuos alimenticios que darán lugar a las heces.

Ayuda a regular el sueño

Si comes miel antes de acostarte, almacenas glucógeno en el hígado, que lo irá suministrando a la sangre cuando lo necesite el cerebro. Además, consumir miel natural estimula la relajación nocturna y el sueño. El azúcar natural que contiene la miel produce una ligera secreción de insulina, lo que permite al triptófano entrar en el cerebro con más facilidad y así permitir secreción de melatonina, una hormona vital para la regulación diaria del sueño-vigilia. La melatonina además regula los ritmos cardiacos, ayuda a mejorar la inmunidad y facilita la reconstrucción de los tejidos durante la noche.

En un proceso tan antiguo casi como la historia del hombre, los apicultores recogen el denso líquido que rebosa de los panales y lo almacenan sin ninguna otra consideración que el disfrute futuro de su delicado sabor. Ningún conservante ha de añadirse para mantener en perfecto estado la miel, pues este alimento constituye, en sí mismo, un potente conservante natural.

A partir del néctar de las flores, las abejas producen la miel pura en cantidad suficiente para cubrir 3 veces las necesidades energéticas de la colmena. El hombre aprovecha esta circunstancia y recoge el excedente, cerrando así un ciclo ecológico en el que las abejas son las verdaderas productoras del alimento.


                        MODO DE CONSERVACIÓN:


Temperatura: La temperatura ideal para el almacenamiento a largo plazo de la miel pura es de 6 a 20 grados. A temperatura ambiente, es probable que la miel se deteriore y pierda algunas propiedades con el paso del tiempo. A bajas temperaturas (por debajo de 17 grados comienza el proceso), la miel se endurece o cristaliza, siempre que sea miel cruda y no esté pasteurizada.

La humedad es determinante a la hora de almacenar la miel obtenida, considerándose el 18% como punto de inicio de procesos fermentativos. Su producción está fuertemente asociada al periodo estival, y no requiere ningún tipo de conservante, puesto que la miel, en sí misma, es un poderoso inhibidor de la vida bacteriana.

La miel absorbe bien los olores, por lo que se recomienda mantener siempre cerrada y, además:

-Debe almacenarse lejos de sustancias y productos olorosos: gasolina, queroseno, pescado salado, cebolla y ajo.

-No debe mantener la miel cerca de fuentes de agua y sal, ya que concentra la humedad en el aire.

– Mejor en un lugar oscuro. La miel le teme a la luz, lo que destruye sus propiedades antimicrobianas, por lo que, si está en un frasco de vidrio.

Durante el almacenamiento, la miel se vuelve turbia, se oscurece, se espesa y se cristaliza; estas son las etapas normales de la miel de cosecha propia. Si la miel no se espesa, significa que no es miel pura. En general, todos los tipos de miel, se espesan hasta cristalizar por su alto contenido en fructosa.